Ahora que todos los viernes miro la cartelera sin sentido alguno de la maravilla, eligiendo qué mal menor escoger para meterme en en el cine con mi chica, me es inevitable recordar que hace treinta años la cartelera me miraba a mí, como decían, más o menos, en Tropic Thunder. Sí, la cartelera de 1986 me miraba a mí y se reía, niño pobre que ya por entonces era un incipiente cinéfilo y que sólo contaba con los vídeos Beta de mi tío Juan y mi abuelo Manolo. En casa aún no teníamos vídeo y el último cine local ya había cerrado ante el empuje de los videoclubs, de modo que yo me contentaba con ver cintas en los susodichos Betamax familiares, mientras un catálogo de prodigios se estrenaban en los cines aquel año. Eran películas terriblemente comerciales, pero de factura técnica solvente casi todas ellas, películas que tardaban al menos un año o más en salir en vídeo (y porque salían muchas veces en lanzamiento pirata, como Aliens) y que hacían la boca agua en los programas de televisión que mostraban avances de ellas, como en De película o La bola de cristal.
Repasemos lo que se cocía en cines aquel año hace tres décadas con unas cuantas imágenes.
Exacto, Dentro del laberinto, con el desaparecido Bowie de malo maloso.
También fue el año de Top Gun. De Goose, Maverick, Iceman... Playing, playing with the boys, decía la canción del vóley playa.
De Cuenta conmigo, de aquellos cuatro amigos buscando un cuerpo en los bosques de Stephen King.
Y qué decir de El nombre de la rosa. Magnífica adaptación del libro de Eco. ¿Sabíais que Sean Connery sólo hablaba de fútbol durante el rodaje? El escritor italiano quedó muy decepcionado al ver que el tema de conversación del actor era únicamente su equipo favorito de ese deporte y los avatares de la liga británica.
El año también de El viaje a ninguna parte.
Y de Golpe en la pequeña China. El año de creer en la magia negra china, en sus múltiples infiernos y en Jack Burton.
De La mosca. Aquel viaje por el horror de la enfermedad y el cambio traumático.
En aquel año sólo podía quedar uno y el mejor consejo que podías escuchar de Ramírez era "No pierdas la cabeza".
Sin duda un gran año, con otros títulos sin mencionar aún como Karate Kid 2, que fue una digna secuela, El terror llama a su puerta, La Misión o el inolvidable musical La pequeña tienda de los horrores.
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