sábado, 5 de marzo de 2016

Deadpool

No recuerdo dónde leí ya que las películas de superhéroes corrían el riesgo de acabar saturadas y producidas en calidad de explotación de serie B o Z, como ocurrió con el western en Europa. Si es así, ahí estaré para verlo. Me siguen encantando las pelis de superhéroes actuales, y aunque la racha degenerara en el equivalente al spaghetti western de los héroes en pijama apretado, seguro que seguirían siendo películas muy divertidas, dinámicas y a veces hasta rompedoras, como lo intenta Deadpool con sus chistes referenciales, sus rupturas de la cuarta pared y su acción sin tregua.   

Ryan Reynolds, el actor con menos carisma de su generación, y que seguramente será recordado más como ex consorte de Scarlett Johansson que como actor de éxito, y a quien pudimos ver paseando su sosería en títulos como Buried o Linterna Verde, está aquí hasta simpático y en muy buen tono muscular, aunque seguramente habrá sido doblado en las escenas de mayor destreza atlética.

En cuanto al héroe en sí, a medida que la Marvel y la DC exprimen a sus personajes, van apareciendo nombres que no leí de niño en mis tebeos, cosa que me genera cierta desazón, porque yo hasta hace unos años creía estar al día en materia de superhéroes, pero desde Linterna Verde y Ant-Man, me doy cuenta de que mis lecturas comiqueras infantiles no fueron tan profusas como yo creía o recordaba. Y mira, no hay mal que por bien no venga: más sorpresa cuando vuelva a ver una de estas películas sin conocer nada de su protagonista principal. 

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