viernes, 4 de marzo de 2016

Un lugar para soñar

Cinco años han tenido que pasar para que yo viera por fin esta película de Cameron Crowe que ya desde su cartel y sinopsis daba avisos de truño inside. Una historia bonita e inofensiva, muy norteamericana, muy blanca también, sobre una familia que compra un pequeño zoológico y lo saca a flote como puede. Eso es Un lugar para soñar. No hay nada más en ella. Y sorprende que Cameron Crowe eligiera este material como fuente para su séptimo largometraje. Sorprende de buenas a primeras. Luego repasas su filmografía y ves que la elección es coherente con el tono meloso de algunas de sus películas más recordadas.

Erlea y yo nos hemos aburrido un poquito y desde luego no recomendamos este filme a nadie a no ser que sea por hacer los deberes, porque se le siga la pista a algún nombre implicado y se pretenda completar con éxito algún listado. Estas dos cucarachas respetables han visto juntos películas mejores.

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