sábado, 16 de julio de 2016

De profesión: hamaquero

Para esto hemos estudiao, Erlea...

Pues sí, lectores (o sea, Mr. Lombreeze y algún despistado que llega buscando porno, o porno con cucarachas, que todo es posible), desde hace un tiempecillo estoy trabajando vendiendo tumbonas en la playa de La Alcaidesa, en un recinto propiedad del hotel Aldiana. Me pone nervioso y me estresa en lugar de relajarme. La causa es dar el cambio, cobrar y llevar la contabilidad del negocio.Tuve problemas en el pasado con el dinero en un antiguo trabajo y viejos fantasmas afloran ahora. Siempre temo equivocarme y que me falte dinero al final del día. O que se me rompa la riñonera donde llevo la pasta y que se me pierda. O yo qué sé, mil suposiciones derrotistas. Sin embargo, la realidad es que no he tenido demasiados problemas al respecto. Una queja/observación final: qué asco me dan los fumadores y sus colillas ahora que llevo casi cinco años sin fumar. Y yo era igual de cerdo (o más) que ellos...



Ah, ¿y por qué todos en mi trabajo las llaman hamacas? De toda la vida han sido tumbonas. En fin...

2 comentarios:

  1. Es cierta esa leyenda urbana que dice que los hamaqueros follais un montón? (no entre vosotros, sino con clientes).

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  2. No, pero sí que vemos tetas, yo llevo bastantes pares ya vistos.

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