martes, 12 de enero de 2016

Los años 80 en 80 películas: Fama

Fama

Título original: Fame
Año: 1980
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Alan Parker
Guión: Christopher Gore
Música: Michael Gore
Fotografía: Michael Seresin
Intérpretes: Irene Cara, Lee Curreri,
Laura Dean, Antonia Franceschi, Paul McCrane

Con Fama sucedió algo paradójico: la película tuvo tanta aceptación y caló tan hondo que generó una serie de televisión que casi devoraría a su madre. Esta serie, también llamada Fama y que se extendería a través de cinco temporadas desde 1982 hasta 1987, contaría con parte del reparto original, y repetiría temática y argumento, con las naturales variaciones y diferencias entre formatos. La serie de televisión fue también un sonoro exitazo, llegando a superponerse a la película, de manera que fuimos muchos los que accedimos a Fama primero a través de la serie y luego ya, por curiosidad, indagamos en la película, generalmente alquilada en cinta de vídeo o vista en algún pase televisivo por los canales nacionales y/o autonómicos. Ahora, sin embargo, transcurridas las décadas, olvidada —nadie hace “Remenber!” con ella, como nos pedían todos los actores en el capítulo final— hace tanto la serie, se han invertido las tornas, y vuelve a ser la película el referente original cuando hablamos de Fama, incluso su remake, antes que una serie de televisión cansina y naíf cuyo mayor atractivo era ver liarse entre sí al reparto cambiante de veinteañeros —más cerca todos de la treintena que de la veintena— que simulaban ser adolescentes.

Pero tampoco esta Fama de Alan Parker sobrevive demasiado bien. Supongo que lo que peor ha envejecido es la base misma de la idea que sostiene al filme. Ahora ya sabemos que para llegar a la fama, para ser una celebridad, el camino no pasa necesariamente por la formación, el estudio y el esfuerzo. Ya no es indispensable una escuela pública de artes interpretativas. Tampoco las dos set pieces musicales ayudan mucho a la hora de no catalogar como ñoña a Fama: ni los jóvenes bailando en plena calle, en el portal de la high school, o en la cantina de estudiantes parecen, vistos hoy, lo que pretendían ser, energía pura definiendo a los personajes. En su lugar, todos parecen aficionados haciéndose pasar por enfebrecidos músicos y bailarines de cierta solvencia. Las dos piezas multitudinarias pretenden dar a entender que no hay nada ensayado y es entonces cuando se manifiestan más artificiales todavía. Pero la historia de amor entre Ralph (Barry Miller) y Doris (Maureen Teefy) sí transmite autenticidad: un joven portorriqueño cómico y extrovertido colado por una jovencita judía encerrada en sí misma que sueña con ser una gran actriz.

La película es visualmente sólida, con una fotografía luminosa y naturalista. Fama encuentra su mejor eco en alta definición, como la repasó este cronista en su fiel proyector. Hoy, que podemos emular la calidad del cine en la propia casa, Fama se ve y se oye como se concibió, y ese es su punto fuerte.

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