jueves, 14 de enero de 2016

Malviviendo en Galactica

Hará ya unos seis años que empecé a jugar a este título de acción online ambientado en el lore de Battlestar Galactica, la estupenda serie de televisión de mediados de los dos miles. Tras el clásico sufrimiento de subir de nivel y de mejorar armas y naves, llegué a un remanso de paz. Encontré amigos afines, me uní a un clan y los siguientes meses fueron buenos tiempos. 

Como los desarrolladores no añadían nuevos contenidos, como el grave problema del desbalance entre facciones no era corregido (esto es que en algunos servidores había hasta tres veces más jugadores de un bando que de otro, impidiéndose así las batallas justas, pues o se era triplicado en número o superabas tú por tres a la cantidad de enemigos), la gente fue aburriéndose. Los servidores se fueron despoblando semestre tras semestre, año tras año, agravándose aún más el problema del equilibrio: o te quedabas en un servidor de amplia mayoría cylon, o en tu servidor reinaban los humanos.

Battlestar Galactica era un gran juego para ser gratuito y de navegador. Recuerdo que las primeras semanas en él, me llegó a parecer hasta ambicioso en su propuesta. Pero una mala gestión por parte de sus responsables ha hecho que cualquier ilusión puesta en este título se desvanezca.

Las ideas que se implementaron como forma de captar a nuevos jugadores o fidelizar a los ya existentes no hicieron más que abrir más la herida. Las nuevas naves que se incorporaron destruían el delicado establecimiento de piedra, papel, tijera que te hacía fuerte frente a una clase de nave y débil frente a otra. La invisibilidad de los nuevos cazas puso manga por hombro todo el juego. Las enormes portadoras, sólo un poco más pequeñas que las basestars, dejaban obsoletas a las líneas y además destrozaban bases y plataformas de defensa desde una distancia de seguridad inalcanzable.

Por todo esto y más, la desbandada en los servidores fue como una hemorragia a vena abierta. ¿Y cuál fue la última medida de los desarrolladores? Unificar servidores. Ahora, todos los jugadores europeos jugamos en el mismo servidor. Lo que sobre el papel parece un intento desesperado de rentabilizar el juego antes de cerrarlo definitivamente, se manifiesta en la práctica como la propuesta alocada de una panda de incompetentes.

En el nuevo servidor, se malvive. Hay problemas de lag y empieza a notarse otra vez un desequilibrio entre facciones, desbalance este que ya no podrá corregirse de ninguna manera, si acaso parchearse con un cambio de facción. Y ya se demostró en el pasado que los cambios de facción son pan para hoy y hambre para mañana. Antes, en Battlestar Galactica, podías jugar en equipo o recorrer el espacio a solateras. Ahora se ha acabado el tiempo de los lobos solitarios. La proliferación de equipos de cazas, de patrullas de naves escolta y de grupos mixtos de enemigos por todos los sistemas planetarios ha provocado que jugar solo sea casi una sentencia de muerte. Sólo a altas horas de la madrugada puede uno ya recolectar recursos o extraer minerales de asteroides y planetoides. La gente se ha visto obligada a jugar en equipos, otra limitación más en un juego que abrió sus puertas cargándonos de ilusiones y que va a cerrarlas arrebatándonos hasta la última de ellas.

Y con todo allí sigo, a veces a bordo de mi Liche, otras en mi lenta pero letal nave de línea Nidhogg. Muchas veces he dejado pasar meses y meses sin entrar, pero luego acabo surcando el espacio una vez más. Este juego siempre me recordó a un Ace Combat espacial, y me dará rabia cuando muera, acontecimiento que sucederá pronto si las cosas siguen de esta manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario